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El día que Machu Picchu se dio a conocer al mundo exterior

La ciudadela inca de Machu Picchu era desconocida para el mundo exterior hasta el 24 de julio de 1911, cuando el explorador estadounidense Hiram Bingham “descubrió” las ruinas en la cima de la montaña del mismo nombre hace 108 años.

Hiram Bingham era un profesor de historia que estaba interesado en encontrar los últimos restos en el área de Vilcabamba de los que había oído hablar.

Bingham llegó a Machu Picchu acompañado por un sargento de la Guardia Civil peruana de apellido Carrasco.

Una vez allí, encontraron dos familias de campesinos que vivían en el área: Recharte y Alvarez, quienes habían estado utilizando las terrazas agrícolas en el lado sur del complejo arqueológico para cosechar sus cultivos y beber el agua de un canal inca que todavía estaba funcional.

Pablo Recharte, uno de los niños que viven en el área, condujo a Bingham a la “zona urbana” de la ciudadela inca cubierta por una gran vegetación.

Bingham quedó impresionado por lo que vio y logró obtener el patrocinio de la Universidad de Yale, la National Geographic Society y el gobierno peruano para iniciar de inmediato el estudio científico del sitio.

Con el apoyo de expertos y trabajadores locales, Bingham dirigió los trabajos arqueológicos en Machu Picchu entre 1912 y 1915, período en el que despejaron la vegetación y excavaron tumbas incas.

Machu Picchu se dio a conocer al mundo en 1913 con la publicación de un informe sobre el hallazgo en un artículo de la revista National Geographic.

Primeros descubridores

Sin embargo, Bingham no fue el descubridor de Machu Picchu, como se verifica más adelante. La historia sugiere que las primeras referencias directas al descubrimiento de Machu Picchu se remontan a 1902.

Se informó que Agustín Lizárraga, un inquilino nacido en el Cusco, llegó al sitio el 14 de julio de 1902, guiado por sus compañeros habitantes del Cusco, Gabino Sánchez, Enrique Palma y Justo Ochoa.

Los visitantes dejaron un grafiti con sus nombres en una de las paredes incas del “Templo del Sol”, que luego fue verificada por varias personas y luego borrada por orden de Bingham.

Hay información que indica que Lizarraga ya había visitado Machu Picchu, junto con Luis Bejar, unos años antes, en 1894.

La contribución de Hiram Bingham es que fue la primera persona en reconocer la importancia del sitio arqueológico, realizando una investigación en el lugar con un equipo multidisciplinario y revelando sus hallazgos, incluso cuando estos trabajos se realizaron utilizando métodos inadecuados.